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viernes, 1 de marzo de 2013

EL CALDERO

La herramienta de la que vamos a hablar es el conocido caldero de tres patas; tan usado como malinterpretado.
Todos hemos visto alguna vez un dibujo de una bruja que mezcla una extraña poción en un gran caldero, muy parecido al que utilizaban nuestras bisabuelas en los hogares. Sobretodo en las zonas de montaña, ricas en leña, de manera que la chimenea podía estar encendida todo el día y el caldero colgando de una cadena como objeto principal de la cocina campesina.
El caldero es la herramienta del hechicero por excelencia. Es una antigua vasija para cocinar y preparar bebidas, llena de tradición mágica y misterio.
La Wicca ve el caldero como un símbolo de la Diosa, la esencia manifiesta de la femineidad y fertilidad. También simboliza el elemento agua, reencarnación, inmortalidad e inspiración. El caldero es a menudo un punto focal del ritual.
En ritos de primavera es a veces llenado con agua fresca y flores; en invierno un fuego puede ser encendido dentro de la vasija para representar el calor y la luz del Sol (el Dios) que retorna desde el caldero (la Diosa).
Esto se relaciona con los mitos agrícolas en los que el Dios nace en invierno, llega a la madurez en verano, y muere después de la cosecha. El caldero debe ser de hierro fundido, ya que tiene que soportar el calor, apoyado sobre tres patas, con su abertura más pequeña que su parte más ancha.
Puede ser difícil encontrar calderos, incluso los pequeños, pero buscando bien se llega a conseguir uno.
El caldero es una de las herramientas con las cuales el practicante de la Wicca realizará sus hechizos, o, puede ser un instrumento de adivinación, llenándolo de agua y mirando fijamente sus oscuras profundidades; sirve también para quemar hierbas, hojas con peticiones, encantamientos, etc. Por lo general se coloca hacia el oeste, dado que este es el punto cardinal asociado al elemento del agua y de la Diosa.

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